martes, 28 de febrero de 2017

Toni Erdmann: the greatest love of all...


If I fail, if I succeed  At least I'll live as I believe...

¿Eres feliz?

Una de las preguntas más difíciles de responder con honestidad es la base sobre la que se construye esta película, una de las grandes sensaciones europeas del 2016. La historia de base no presenta grandes sorpresas: Inés consultora de una multinacional alemana volcada en su vida laboral trabaja en Rumanía recibe un día la visita de su padre que le hace dicha pregunta al ver el automatismo en el ha caído su vida. Las personalidades de padre e hija no pueden ser más distintas: mientras ella se esfuerza en hacerse oir y respetar en un entorno laboral básicamente masculino que la relega a hacer el trabajo sucio o directamente como asistente de sus esposas en tareas que consideran femeninas, el es un profesor de música de vuelta de todo que se toma la vida con humor (o al menos lo que los alemanes consideran humor, que esto daría para un post entero que aquí no tiene cabida). Tras una tensa visita recibida fríamente por la hija, el padre crea un alter ego "Toni Erdmann" que se presenta inesperadamente en las interacciones sociales de la hija como su "life coach" con la intención de hacerle reaccionar, de vivir su vida, de liberarse y volver a sentir.

Probablemente sea fortuito pero la película me recordó en muchos momentos al "Dogma 95", aquel movimiento que se sacó Lars Von Trier de la manga hace ya 20 años como forma de castidad y pureza del cine, que entre sus normas incluida la fotografía sin trucos de iluminación, rodaje en localizaciones reales sin luz artificial, historias que se desarrollan "aquí y ahora" y en general un cierto "naturalismo", presente en toda la película, así como en las interpretaciones y en muchos momentos de la misma que casi parecen haberse ido improvisando sobre la marcha, sin un guión claro. Las dos primeras horas dedicadas a mostrarnos las interacciones más o menos acercadas o fortuitas o interesantes entre padre e hija, que dan un poco sensación de "work in progress", de ir probando cosas sobre la marcha para ver qué puede funcionar (la directora cuenta que rodaron como 20 horas y después fueron eligiendo) entre las que encontramos momentos más o menos afortunados, algunos estirados innecesariamente y alguna joya (los pastelitos...). Y de repente, llega un punto de inflexión, casi de fuga, en forma de karaoke fortuito con Toni al piano e Inés cantando "Greatest Love of All" de Whitney Houston (elección nada casual, si atendemos a la letra). La falta total de música en la película, tanto de banda sonora como dietética cobra total sentido entonces y el momento resulta catártico para Inés convirtiendo su posterior fiesta de cumpleaños, planeada en principio como excusa para desarrollar lazos corporativos en otra cosa, la oportunidad de la protagonista para desnudarse y dejarse de artificios y convertirse en uno de los más extremos e incómodos momentos de comedia del cien europeo, sólo posible desde una concepción tanto vital como cinematográfica tan "fría" o desapegada (por decirlo de alguna manera) propias del centro y norte de Europa ( de nuevo me recuerda muchísimo a Lars Von Trier, su sombra es alargada...) y culminada por la aparición de Toni, extrema delirante y alegórica pero al final totalmente consecuente con la propuesta. Tras esto, sólo queda la calma, la satisfacción de estar en paz contigo mismo y el "Plainsong" de The Cure en los créditos como perfecto resumen y recapitulación (cuando usas clásicos en tu película, que sea tan bien como en esta).

El resultado no es una película fácil, tiene muchos altibajos y arritmias y un planteamiento y un tono que causarán tantas adhesiones como rechazos extremos pero sin duda es desde ya una de las películas de referencia del reciente cine europeo y merece la pena darle una oportunidad, porque en el fondo ¿quién no necesita un Toni en su vida?

7/10.

Sometimes you make me feel
Like I'm living at the edge of the world
Like I'm living at the edge of the world
It's just the way I smile, you said...

viernes, 24 de febrero de 2017

Jackie (¿hace falta algo más?)


Nada más empezar la película, vemos un periodista llegar a la vivienda de los Kennedy donde ha sido citado por Jackie para una entrevista en profundidad, apenas dos semanas después del asesinato de JFK. Tras abrirle la puerta y sin todavía invitarle a pasar, manteniéndose hierática bloqueando la puerta, tiene lugar la siguiente conversación (cita sacada directamente del guión de la película)



JACKIE
You understand that I will be editing this conversation? Just in case I don’t say exactly what I mean.

JOURNALIST
With all due respect that seems very unlikely, Mrs. Kennedy. 

[Jackie stares at him, polite but firm]

JOURNALIST 
Right. Okay. So this will be your own version of...what happened. 

JACKIE 
Exactly. Come in. 


Este momento resume y sintetiza la perfección lo que vamos a ver a continuación: no un biopic tradicional, ni siquiera una reconstrucción fidedigna e imparcial de aquellas dos semanas desde el asesinato en Dallas hasta el funeral del mismo. Es el retrato de un momento y un lugar decisivos en la historia americana del s.XX contados por alguien que lo vivió muy a su pesar en primera persona y cuya principal preocupación es dejar constancia alto y claro del legado de su marido y de paso y por extensión, el suyo propio como superviviente, hasta el punto de relegar al mismisimo JFK casi únicamente a detonante de lo que vamos a ver y comparsa de la Primera Dama.

Consciente de la imposibilidad de contar algo así de manera lineal, con una narrativa convencional de causa-efecto, con planteamiento - nudo - desenlace, el guión y la dirección optan por seguir el desarrollo de la entrevista indicada, con frecuentes flash-backs que siguen el "stream of conciousness" de Jackie, tanto de lo que narra al periodista como de sus recuerdos que omite compartir con el mismo, mostrándonos una mujer firmemente determinada a no perder el control y dejar su huella y su versión de lo que le ha tocado vivir. 

Y más allá del meticuloso trabajo de dirección artística y vestuario destinados a mostrarnos con exactitud documental los momentos ya conocidos por todos y en el centro de todo claro, Natalie Portman dando vida a Jackie en uno de esos trabajos dificilísimos trabajos que son el centro absoluto de la película, con la cámara pegada a tí y a tu rostro en buena parte de la misma. Su interpretación no es nada naturalista ni falta que le hace;  ante la imposibilidad de abordar un personaje real tan público y reconocido de forma transparente Natalie se mete de lleno en el mismo, en su voz, fisicidad, gestualidad y logra que no podamos apartar la vista de su transfiguración y de la profundidad psicológica que logra darle a lo que vive, a lo que nos cuenta. Ayuda mucho la densa y atonal banda sonora de Mica Levy, subrayando la desesperación y determinación de Jackie en los momentos justos y la fotografía, entre la reconstrucción histórica y la introspección e incómoda cercanía al rostro de Natalie en buena parte del metraje, casi cada vez que habla o se comunica tanto con su entorno como con el periodista.

El resultado es una película difícil y nada obvia, aunque para mi gusto muchísimo más interesante como aproximación a un personaje que la clásica hagiografía y mera exposición de hechos ya sabidos y que ojalá siente un nuevo precedente para abordar historias así.

8/10.