martes, 19 de marzo de 2024

Cuando acecha la maldad: terror rural

Avalada con el galardón de mejor película del último festival de Sitges nos llega esta propuesta argentina de terror rural, desde ya una de las películas más disfrutables del terror o no recientes.

 La película va al grano y nos mete de lleno en materia nada más empezar: una noche dos hermanos en una granja oyen ruidos extraños en el exterior; al salir a investigar encuentran un hombre física y espiritualmente poseído por el mal. A partir de aquí se nos cuenta la huída hacia adelante de los protagonistas para acabar con el mal y/o huir del mismo antes de que acabe infectando a toda la población.

Las razones de la infección ni se nos cuentan ni resultan relevantes; todos los personajes las conocen y saben cómo actuar ante ellas (en un determinando momento se nos cuenta brevemente este aspecto). La película no pierde el tiempo en ningún momento ni se sobreexplica; los personajes quedan definidos por sus acciones ante el horror y resultan totalmente reconocibles en las mismas. El horror surge de manera brusca pero natural, la puesta es escena es totalmente fluida en su manera de integrar el horror en la vida cotidiana y resulta totalmente coherente con su propuesta, tratando al espectador siempre con respeto. de igual manera sufrimos con los protagonistas como nos horrorizamos ante lo que les está pasando. La tensión no decae en ningún momento.

El director consigue algo tan difícil como contarnos una historia no excesivamente novedosa de manera que lo parezca y mantenernos enganchados con ella. Y darnos miedo.

8/10.

Lo mejor: la bocanada de aire fresco sin coartadas para el género.

Lo peor: pierde algo de fuelle antes de final.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Perfect Days: aquellas pequeñas cosas

 Tokyo, actualidad. Un hombre se despierta de madrugada en su sencillo apartamento, sale de casa y se dirige a su trabajo; limpiar retretes en Tokyo. Le observamos en su rutina laboral diaria, sus pausas para comer, lectura y fotografía. Y vuelta a empezar.  

Así se podría resumir esta película.Apenas sabemos nada del protagonista más allá de lo que podemos intuir por su afición a la fotografía, la música que escucha en el coche o en casa (detalle importante: siempre en formatos físicos o analógicos) y los libros de 2ª mano que compra y sus mínimas interacciones sociales son siempre cordiales, incluso cuando irrumpe brevemente su familia en la acción. Su vida se desarrolla con una placidez y armonía ajena al ajetreo de nuestros tiempos digitales y dicho sentimiento se contagia al espectador.



 Lo que a priori puede parecer una banalidad sin interés se convierte gracias al talento de un Wim Wenders (que vuelve en plena forma a la ficción después de casi dos décadas dedicado al documental y pocas y discretas incursiones en la ficción) en una brillante y emocionante película sobre un hombre que ha encontrado la paz y la serenidad vital en la vida. La dirección es casi transparente y atenta al detalle, la fotografía limpia, clara y sin excesos; el montaje fluido; la película transmite la serenidad de las clásicos del japonés de los años 50. Hemos leído en redes quien la interpreta como "alcanzarás la felicidad limpiando baños" pero eso además de ser un análisis superficial es no haberse enterado de mucho. La película más bien nos invita a pararnos, tomar un respiro, observar las pequeñas cosas a nuestro alrededor y disfrutar con calma y sin estridencias de nuestras vidas y de las cosas que nos gustan un mensaje totalmente a contracorriente de los tiempos actuales. Y la película termina siendo un oasis de tranquilidad en la cartelera actual que nadie debería perderse.

8/10

Lo mejor: que existan pelis así.

Lo peor: hacer lecturas superficiales de la misma.

miércoles, 14 de febrero de 2024

Femme: deseo, peligro.

 Casi de tapadillo llegaba a fin de año esta áspera opera prima de cine queer con formas entre el revenge thriller y el mejor cine social inglés. La premisa es potente: una drag queen es víctima de una agresión tránsfoba para posteriormente iniciar, ya con aspecto convencional de hombre, una turbulenta relación con su agresor que aparentemente no le reconoce. 


A partir de aquí la película construye y desarrolla la tensión tanto sexual entre los dos protagonistas como social, basada completamente en la asimilación de roles opuestos que poco a poco se van diluyendo conforme se van metiendo en una relación tan ambigua como tóxica, desde el momento en que está basada en los motivos nunca claros del protagonista (¿venganza? ¿atracción por el vacío y el lado oscuro?¿puro deseo físico?) y el entorno opresivo de masculinidad tóxica y negación de si mismo del agresor que le lleva a ocultar su deseo y manifestarlo desde la agresividad al otro.

La película no profundiza demasiado en estos motivos, se ocupa más bien de construir la resbaladiza relación entre ambos en un entorno tenso y nocturno con el deseo y cierta ternura (pero también la violencia) afloran en cualquier momento hasta llegar un cierto entendimiento previa catarsis final. La resolución tiene el punto justo de ambigüedad para no caer en el "revenge porn" y dejar algo de esperanza a sus personajes, a criterio del espectador.


Lo mejor: George McKay cambiando de registro y dominando su terrible personaje; resulta totalmente reconocible desde que aparece en pantalla.

Lo peor: le falta algo de profundidad para ser realmente memorable.


7/10

jueves, 1 de febrero de 2024

The holdovers: los que se quedan

La primera película del año suelo elegirla con cierta ilusión, es mi manera cinéfila de dar la bienvenida al mismo y sentar el tono de lo que está por venir. Asimismo atendiendo a la tradición cultural imperante, (al menos en occidente) la oferta no es muy amplia ni temáticamente arriesgada. Afortunadamente este año nos llega justo a tiempo "Los que se quedan". 


La película nos cuenta la historia de una serie de personajes que por distintas circunstancias deben quedarse en un internado de un colegio de élite durante las vacaciones de navidad de 1970. Partiendo de esta sencilla premisa y trabajando por 2ª vez en base a un material no escrito por el mismo, Alexander Payne nos ofrece en esta ocasión la perfecta película navideña: un drama sin excesos envuelto en comedia de opuestos destinados a entenderse; adulto con diálogos ingeniosos pero creíbles recitados con un tempo perfecto por actores en estado de gracia, personajes perfectamente reconocibles y situaciones que se amenazan con desembocar en la tópica explosión emocional con exceso de violines tan querida en el drama U.S: pero que nunca llegan a hacerlo gracias a un guión controladísimo que fluye con naturalidad y a una ajustada y contenida dirección que encuentra el equilibrio perfecto para emocionar manipulando lo justo. Incluso le perdonamos el típico punto de inflexión final con redención de todos los personajes, tan de manual, por el buen sabor que deja el conjunto a la salida.

Todo esto por supuesto se sostiene gracias a un casting perfecto tanto de sus 3 personajes principales como de todos los secundarios; aunque quien roba la función es Paul giamatti, al que hemos visto en mil papeles tanto principales como secundarios, en ocasiones dado a la sobreactuación pero que aquí aporta su peculiar fisionomía un personaje en principio nada agradecido y logra que sintamos empatía por el mismo llevando el peso de la película en su interpretación pero sin imponerse nunca a sus compañeros. Debería ganar en nada el Oscar a la interpretación masculina, esta vez sí.


Lo mejor: tenemos nuevo clásico navideño.

Lo peor: que no le den el Oscar a Giamatti.


8/10