lunes, 19 de septiembre de 2016

Retro-review: Paris is Burning: strike a pose!

Planos nocturnos de situación: NYC 1987, las torres gemelas vistas desde el Harlem e inmediatamente entramos en el bullicio nocturno de sus calles de finales de los 80. Aquí no hay glamour, no hay el brillo de Broadway, sólo clubs decrépitos en calles más bien miserables y gente bailando y divirtiéndose en las calles. Y mientras, la voz en off de una de las reinas y madre de una de las casas nos pone en situación:

 "Mi padre me dijo que me tendría que enfrentar a 3 grandes escollos en mi vida: todo hombre negro tiene dos, ser hombre y negro, y tu además eres gay. Si vas a salir adelante vas a tener que esforzarte más que nadie".

Esta cita es la clave y el resumen de todo lo que vamos a ver después: la supervivencia del hombre negro homosexual y travesti o drag queen desde los 60 hasta finales de los 80, Su manera de organizarse en Casas en torno a una madre y reunirse para desfilar y expresarse pero también para aprender a camuflarse entre la población blanca heterosexual que conforma la mayoría de la población estadounidense. Su forma de competir y resolver sus diferencias desfilando (no, esto no lo inventó Zoolander), de expresarse y bailar posando (Madonna, siempre ojo avizor al menos en la época se encargó de llevarlo al mainstream , pero lo que vemos aquí está años luz por delante a nivel expresivo e imaginativo de lo que conocimos). La diferencia entre "being shady" (ser una zorra básicamente y reservado en principio para las agresiones homófobas) y "opening the library" (resolver disputas internas o entre casas criticándose de manera divertida e ingeniosa como drags). O sin más tener esa familia detrás que te apoya y con la que puedes ser como quieres y expresarte libremente.

La película transpira autenticidad en cada fotograma, tanto para la euforia del estar allí y poder expresarte libremente como para el poso de amargura de no poder gritárselo al mundo y jugarte en algunos casos la vida cada vez que sales a la calle; y casi casi nos hace sentir estar allí. Sólo por eso, por mostrarnos ese tiempo y ese lugar ya sería imprescindible, por mucho que en algunos momentos parezca cortar de repente para pasar a otra cosa alguna de las historias y nos haga quedarnos con las ganas. Y en definitiva, para no olvidar que aunque nos parezca que hemos avanzado (que lo hemos hecho) mientras se siga discriminando por la pluma o siga habiendo palizas a gays o ataques a transexuales seguiremos necesitando formar comunidad, apoyarnos y claro, el Orgullo, tanto festivo como reivindicativo.


domingo, 24 de julio de 2016

Retro-review: Posession (1981).


Mediodía. Anna (Isabelle Adjani) sale  de la "Platz der Luftbrücke" U-Bahn Estación en Berlín Oeste; sube las escaleras mecánicas ; lleva una bolsa de la compra en la mano con leche, huevos etc. Va como flotando, en las nubes, recorriendo su camino casi mecánicamente. Se dirige al paso subterráneo para atravesar la calle y de repente, conforme empieza a atravesarlo empieza a reír, no una risa alegre sino oscura, cruel, casi demoníaca, casi como si estuviese "poseída" por el mal mismo. Su cuerpo empieza a agitarse presa de espasmos incontrolables, la risa se transforma en dolor, angustia que invade su cuerpo en forma de una danza macabra que la lleva a los suelos para terminar arrodillada con todo tipo de fluidos abandonando su cuerpo por todos sus orificios y dejándola vacía tanto física como emocionalmente. 

Esta escena, la más conocida de una película por otra parte llena de momentos memorables, situada casi a mitad de la misma casi como punto de inflexión resumen perfectamente el espíritu de la misma. Intentemos situarnos: Mark (Sam Neil) vuelve de un viaje de trabajo (posiblemente de espía) y Ana le pide separación sin aducir ninguna razón aparente. A partir de aquí vemos los intentos de San primero por arreglar una situación que no comprende y luego por averiguar los motivos de Anna. Superficialmente estamos ante una de las más tremendas disecciones  que se haya hecho sobre la desintegración de una pareja (Andrzej Zulawski confesó haberla escrito en mitad de un complicado divorcio). Aquí la relación de los personajes se manifiesta no sólo a través de la palabra sino del entorno; no es casualidad que la acción de desarrolle en Berlin en ese momento específico: la ciudad aparece dividida,  fría, casi desierta, húmeda, en aparente estado de descomposición, con el muro marcando agobiantes límites tanto físicos como mentales. No es sólo la violencia con la que se tratan entre ellos, es la que surge de la extrañeza del entorno y que sin la menor sutileza expresa el estado mental de los protagonistas y su relación en cada momento; como en uno de mis momentos favoritos cuando tras una discusión Anna sale del piso sangrando por la boca, Mark la persigue y en la calle se cruzan con un camión del cual caen dos coches aplastados a su lado.



Y después, tenemos el tema de la posesión propiamente dicha, el "ser" que invade a Ana y que se hace carne posteriormente con la imagen de Mark, el mal hecho carne, como contraposición a la aparición de Helen, la maestra, doble angelical de Anna. Confieso que esta parte de los dobles es la que menos entiendo, tal vez sea una manera del director de cargar con las culpas de su propio divorcio e intentar "limpiar" de alguna manera a su ex; esto lo dejo para futuros visionados).

Si has llegado hasta aquí y no tienes ni idea de si ver la película o qué te puedes encontrar en la misma, enhorabuena, estás igual que yo en mi lamentable intento de explicar mis sensaciones al verla. Mi recomendación es verla por supuesto, y tener paciencia; a cambio podrás decir que has visto una de películas más fascinantes e irritantes de la historia del cine y sobre todo dos de las interpretaciones más brutalmente físicas e intensas con las que puedas encontrarte. A Sam Neil nunca le hubiese creído capaz de un registro tan oscuro y desatado siempre desde el control aunque la que arrastra aquí con el peso interpretativo es la Adjani claro. Isabelle es una actriz que nunca me ha resultado "natural" en su concepción de su oficio; me recuerda un poco a lo que dijo Katherine Hepburn de Meryl Streep: parece que estás oyendo el click-click-click en cada momento en su cabeza. Ningún problema cuando el mecanismo es tan absolutamente prodigioso y además tan acorde con el tono general de la propuesta. si no por otra cosa la película es completamente disfrutable por el catálogo interpretativo de la diva: todas sus escenas discutiendo con San Neil transmitiendo bien vulnerabilidad pena y dolor, bien fiereza, determinación o maldad; la posesión propiamente dicha en el paso subterráneo, la escena en al clase de ballet que haría palidecer al J.K. Simmons de Whiplash o la pureza e ingenuidad cuando interpreta a la Helen, la maestra. Su Palma de Oro se queda corta ante tamaña entrega a su personaje.

Y en un año, nueva review, que es lo que tienen películas así, que puedes verlas mil veces sin aburrirte y seguir descubriendo cosas nuevas.

Lo mejor: las interpretaciones y a manera en que el entorno expresa el estado interior de los personajes. 
Lo peor: no entenderla argumentalmente y quedarse con eso; una película así hay que sentirla más que intentar descifrarla.

sábado, 21 de mayo de 2016

La bruja (The Witch: A New England Folktale): el terror como insinuación

Nuevo director () que debuta con peli de terror a contracorriente, en un género que parece ser de los más prolíficos en debuts o cuasi-debuts interesantísimos y a contracorriente. En este caso, a través de una historia de colonos cristianos en Nueva Inglaterra en la edad media que bebe de muchás fuentes, principalmente el mito de las brujas en la edad media, el miedo a lo desconocido en forma de bosque profundo y el fervor religioso mal entendido enfocado por el miedo a Satán como condicionante vital. El guión es consecuente en todo momento con este enfoque vital sofocantemente religioso;l a direción está encaminda a sugerir más que a mostrar, a dejarnos en todo momento con la duda de si eso que viven o perciben los personajes es la realidad o solo pasa en sus cabezas y sólo en dos ocasiones muy señaladas tenemos una visión omnisciente de la acción. El resultaod, más que miedo puro o sustos causa inquietud que se va transformando en miedo por acumulación y puede no entusiasmar a fans del susto fácil o de narrativas más aceleradas o dinámicas pero es consecuente con la propuesta en todo momento y vale la pena darle una oportunidad y deja con las ganas de ver qué puede hacer el director en el futuro.

Lo mejor: lo bien dirigido y coherente que resulta todo.
Lo peor: ir buscando sustos fuertes y fáciles: no los hay.

martes, 17 de mayo de 2016

Julieta: drama invisible.

Me duele un poco hace esta review, después de haber visto la película dos veces y dejarla reposar para asimilarla. Vaya por delante que soy muy fan de Almodóvar, he visto todas sus películas varias veces y la mayoría de ellas, como en los clásicos de verdad, resisten uno y cien visionados siempre aportando nuevas sugerencias. Ha sabido montarse una carrera manteniéndose fiel a sí mismo en todo momento, a sus temáticas habituales incluso adaptando material ajeno y llevándoselo casi siempre con maestría a tu terreno y sin venderse a tendencias o acudir a cantos de sirena de Hollywood. Es lo más parecido a un autor (en el sentido más estricto y nuevaolero francés del término) que tenemos en nuestro cine en los últimos 30 años. Sin embargo "Julieta" me parece una  película fallida. A priori la idea de adaptar 3 relatos de Alice Munro (de la cual no he leído nada así que no puedo comparar) y darles forma de un (cito sus palabras) "drama seco, sin lágrimas" era muy interesante, en el sentido de ver cómo se las apañaba en terrenos tan alejados de los habituales; porque reconozcámoslo: por muy sutil y elegante que sea su puesta en escena, sus melodramas sus totalmente desatados y latinos en su concepción. No hay más que intentar contar los argumentos o ver "Todo sobre mi madre " o "Hable con ella" con  un espectador anglosajón para ver sus caras de pasmo o sus reacciones o impresiones al final. En este caso sin embargo la raiz del drama es tan íntima, tan introspectiva, tan "para adentro" en todos los personajes que cuando se nos cuenta ni nos enteramos o no terminamos de entenderlo o empatizar con el mismo.  Para que algo así resulte y traspase la pantalla tienes que ser Bergman o Kieslowski, por citar dos especialistas en mirar en el fondo del alma humana y sus conflictos más oscuros con maestría. Así las cosas, la película termina siendo un quiero y no puedo y cayendo en ese error tan de novato o de falta de recursos de los personajes explicando sus sentimientos en conversaciones entre ellos o con voz en off, con bastante momentos inspirados como toda la secuencia en el tren o la del baño y secado (puro genio) que destacan más precisamente por lo poco logrado del conjunto. Sin dejar de valorar su arrojo y sin ser una absoluta pérdida de tiempo (sus películas nunca lo son) esperemos que la próxima vez acierte mejor en su elección de material y acercamiento a su universo.

Lo mejor: momentos aislados como los citados, las interpretaciones de todo el elenco y cuando la película transmite toques de humor (involuntario?) tan suyos.

Lo peor: que no termina de emocionar lo que debería.

viernes, 1 de abril de 2016

El cuento de la princesa Kaguya (2015). Como si fuese, casi, la primera película de animación.

Última maravilla de Estudios Gibli en llegar a nosotros. A priori, muy distinta de lo habitual. Dirigida por Isao Takahata (creador entre otras de "La tumba de las luciérnagas" o Pompoko, otras dos joyas a descubir por quien lo lo haya hecho ya) en este caso adapta un cuento tradicional japonés,  sobre un cortador de bambú que un día al cortar un tronco encuentra dentro una niña, futura princesa. Sin ánimo de entrar en espoilers, la historia es completamente coherente con su condición de cuento (princesa, pretendientes, humor naif) o como con su origen japonés y el misticismo que asociamos al mismo. Acorde con la temática, la animación parece un "back to basics", un retorno a la simplicidad y la pureza de la animación más tradicional, con personjaes dibujados casi a trazos con pincel y fondos que parecen acuarelas medievales, desvaídas con el paso del tiempo; casi parece que hubiese podido ser la primera película de animación japonesa rodada hace 80 años por Kurosawa o Mizoguchi si se hubiesen puesto a ello. El resultado es espectacular, de enorme belleza tanto visual como temática, casi parece cine surgido de la misma tierra de los bosques de bambú protagonistas de la primera parte, que nos obliga a mirar de nuevo como si fuéramos niños y descubriésemos el cine por primera vez y desde ya una de las películas de animación o no imprescindibles de lo que llevamos de siglo.

Lo mejor: casi todo, pero especialmente la coherencia de la propuesta y la magia que transmite desde la naturalidad más absoluta.

Lo peor: en la segunda mitad baja un poco el ritmo y eso unido a un final nada convencional podría causar rechazo de espectadores impacientes.

domingo, 13 de marzo de 2016

Frente al mar: Angelina mirando a Europa (por google maps y sin gafas).

Uf, que papelón. A ver: por un lado valoro y respeto el arrojo de Angelina para intentar ser una artista total (al menos en el medio cinematográfico) y lanzarse a escribir, dirigir y protagonizar una película como esta. Se nota asimismo lo muy fan que es de las pelis de Antonioni o de Bergman de los 60-70 y las ganas que tenía de hacer algo en esa línea, con una pareja al frente como protagonista, un secreto compartido y una dolor que exorcizar. Pero eso es todo; el resultado lamentablemente es un despropósito que recuerda más a lo que hacía el personaje de Javier Cámara en "Torremolinos 73" (si al menos tuviera su gracia...) que a los referentes citados. Para empezar el guión resulta torpe y en ningún momento nos prepara para el momento en que descubrimos el conflicto; tanto podría ser ese como cualquier otro y para más inri tiene que mencionarlo el personaje de Brad específicamente. Por no hablar de los diálogos, pretendidamente intensos y poéticos pero que terminan siendo ridículos en muchas ocasiones o la descripción del personaje principal, Vannesa (se pasa la primera mitad de la película fumando, mirando intensamente al infinito o tirada en una silla o hamaca bebiendo). En cuanto a la dirección, quiere ser incisiva, sutil y eliptica y termina siendo pretenciosa y vacua, tan preciosista como sin alma; preciosa música y fotografía al servicio de la nada, como regalar un mueble de Ikea y pretender que es de caoba lacada.  Lo único que se salva un poco son las interpretaciones, todas estupendas excepto paradójicamente la propia Angelina, que parece confundir en muchas ocasiones introspección inexpresividad. Brad en cambio saca mucho provecho de su desagradecido papel, se nota que quería darlo todo por su esposa. Resumiendo, para su próxima película como directora le vendría muy bien rebajar pretensiones, apuntar más bajo e ir poco a poco, centrarse en la dirección de actores (que se le da realmente bien) y contratar a alguien que le ayude con el guión.

Lo mejor: las interpretaciones, especialmente Brad.
Lo peor: el resto, hay donde escojer.

lunes, 7 de marzo de 2016

Brooklyn: nostalgia, la justa.


Los dramas ambientados en periodos históricos de la primera mitad del s.XX van mucho juego tanto en el cine como sobre todo de cara a entregas de premios, como es este caso. La historia de una chica irlandesa que emigra a USA a principio de los 50 desde su Irlanda rural natal en busca de oportunidades podría haberse quedado en manos menos hábiles en un drama lacrimógeno típico  de amores imposibles y familias rotas y por suerte no es el caso por varios motivos. El principal, un guión estupendo que evita caer en los lugares más comunes, sobre todo en el tercio final en su resolución, merecidamente nominado al Oscar. Asimismo, la contenida dirección en su punto justo para resultar bonita sin caer en el paisajismo cuando debe ni evitar o exagerar innecesariamente los aspectos más escabrosos de la epopeya de la protagonista. Y por último claro el reparto, en especial Saoirse Ronan, una de esas actrices quesin aspavientos va abriéndose camino, de la escuela del minimalismo que con sólo una mirada consigue transmitir todos los anhelos y dudas de su personaje. Una de las películas más bonitas del año.

Lo mejor: el tramo final, por lo que tiene de romper con las convenciones y la escena final del retorno y reeencuetro, cine puro.

Lo peor: que haya quien se la pierda por pensar que es una más.

martes, 1 de marzo de 2016

La habitación: la maternidad sin duda era esto.


Poco que añadir a una de las películas más interesantes y comentadas de la temporada.  Partiendo de una premisa sencilla (una mujer y su hijo encerrados en una habitación y su posterior salida al mundo), lo que en otras manos habría dado para una película oscura y escabrosa sobre el abuso y la privación de libertad termian siendo un precioso y luminoso retrato sobre la relación de una madre y su hijo en condiciones extremas y su vuelta a la realidad. La primera mitad es modélica en cuando a tensión narrativa, aprovechamiento del reducido espacio de la habitación en la que están confinados los protagonistas y modulación de sentimientos.  Jack y su madre son por encima de todo personajes reales, no héroes, con sus bajones y momentos de desesperación, los intentos de ella por oocultar la terrible situación en la que se encuentran y hacerla llevadera y la incomprensión infantil de el en ocasiones.. La película se beneficia enormemente de la tremenda química de Brie Larson (justísima ganadora del Oscar a mejor actriz del año) y Jacob Tremblay (sángrate no-nominado); ambos afrontando sus personajes desde una naturalidad abrumadora, parece que hayan crecido juntos con sus personajes. La segunda mitad ya en el exterior es menos intensa, y aunque podría haber caído en el melodrama más desatado se beneficia de la decisión del director de narrarlo todo  rigurosamente desde el punto de vista del niño evitando así que se le vaya de las manos con excesos lacrimógenos y justificando las inocentes y reveladoras reflexiones de Jack, consecuentes con su desarrollo y el entorno en el que ha vivido hasta entonces. El final es perfecto en cuanto a eso que llaman en ingles “closure”: Joy y Jack ya definitivamente libres (say goodybe to room ma…) tanto física como espiritualmente y lanzándose a la vida.

Lo mejor: Brie y Jacob, redefiniendo la intensidad desde la naturalidad (esperemos que su status de nuevo niño prodigio no lo eche a perder a él).
Lo peor: perdérsela, o que haya quien pueda considerarla fría por su controlado dramatismo.

domingo, 28 de febrero de 2016

Anomalisa: cuestión de percepción.


La enésima demostración de que el cine de animación no debería segregarse y confinarse sólo a contar cierto tipo de historias o temáticas  como es este caso. Tratándose de Charlie Kaufman aunque la idea de fondo es sencilla (la búsqueda de la identidad propia y alguien diferente en un mundo cada vez más gris y que tiende a la homogeneidad y despersonalización) el desarrollo es de todo menos convencional, con un tempo de lo más reposado y un guión modélico tanto en cuanto a descripción de personaje  y su circunstancia (perfectamente clásico) como en introducir la extrañeza con recursos totalmente cinéfilos como el uso de la voz y el sonido y la animación para crear una sensación de total irrealidad metafórica para expresar el sentir y la percepción del mundo del protagonista. Conviene verla con la mente abierta y paciencia y dejarla reposar para asmiliar su peculiar estilo pero a cambio nos ofrece una de las experiencias cinematográficas más singulares y en cierto modo desoladoras de la temporada.

Lo mejor: la perfecta fusión de historia, narrativa, punto de vista y estilo.
Lo peor: que a pesar de lo universal de lo que cuenta sea tan arriesgada para el panorama cinematográfico actual, lo cual pueda provocar rechazo en espectadores poco dados a tener que pensar y digerir la película más allá de la sala.

lunes, 22 de febrero de 2016

La ley del mercado: cuando la búsqueda de empleo es la vida.

Cine social pero del bueno, sin monsergas como suele pasar en el español. Un hombre de 51 años ty su búsqueda de trabajo tras 20 meses en el paro. Elipsis y nuevo trabajo y nueva pregunta: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por tener un curro? Todo ello contado con calma y una frialdad a ratos casi mortal, como si una historia de los Dardenne fuese dirigida por el Haneke de "Código desconocido", a episodios sueltos, como si fuera imposible abarcar toda la angustia y la tragedia de la búsqueda de empleo en un entorno de crisis como el actual con una narrativa tradicional clara de causa-consecuencia sino mostrando momentos puntuales aislados. Las interpretaciones, como casi siempre en el cine francés, soberbias, especialmente el protagonista Vincent Lindon en la escuela del menos-es-más de la Binoche y similares, asumiendo su personaje con total naturalidad. El resultado es desolador y bastante frío pero cualquier que haya vivido una situación remotamente similar (como es mi caso) podrá verse reflejado y quiero pensar que cualquier persona en general podrá entender el dilema final del protagonista.

Lo mejor: que resulta perfectamente creíble.
Lo peor: que resulte demasiado fría y cause rechazo para espectadores con poca paciencia.

viernes, 12 de febrero de 2016

El renacido. Sufre como Leo.


A la redención y la felicidad por el dolor. A partir de una sencilla historia real (hombre abandonado y dado por muerto en las montañas tras un ataque de oso y el asesinato de su hijo), Iñárritu monta su clásica historia de superación y redención personal a través de miles de obstáculos y dolor y dificultad extremas. Sólo que en este caso lo hace adoptando el clásico esquema de película de aventuras (“western”, de aquellas maneras). El resultado es espectacular, una lucha extrema del hombre contra sí mismo y contra la naturaleza que se interpone en su camino. El director se las apaña no sólo para mantener el interés sino para fascinar a lo largo de 2 horas y media de metraje de las cuales la mitad son Leo caminado, arrastrándose y sufriendo en general, buscando venganza.  Iñárritu no es tonto claro y como guionista estructura perfectamente la película, con dos set pieces impresionantes para empezar y terminar (sobre todo la primera) y varios puntos de inflexión a la largo del relato, a cual más infartante. El trabajo de fotografía es de otro mundo, más teniendo en cuenta que es todo luz natural y está rodada íntegramente en escenarios naturales y las interpretaciones, especialmente las de Leo y Tom Hardy, radicales y viscerales acorde con la propuesta (aunque ese plano final de Leo clama un poco al cielo, ese “quiero un Oscar, mirad cómo he sufrido, dádmelo yaaaaa!”).  Pocas veces se ha mostrado (al menos en el cine mainstream) la relación del hombre con la naturaleza de manera extrema. Desde ya una de las películas del año.

Lo mejor: dirección fotografía, interpretaciones... difícil destacar algo sobre lo demás, todo vuela a gran altura.
Lo peor: paradójicamente esa perfección a todos los niveles se vuelve a veces en su contra y da un poco sensación de "mira qué buenos somos todos" en tu cara. Eso y el plano final que  siendo Leo el intérprete puede causar hilaridad por su hambre de Oscar.