Si bien narrativamente esta película es tremendamente convencional,
con el clásico esquema narrativo de “personaje que con su fuerza de voluntad
supera todas las adversidades hasta conseguir su objetivo” mezclado con un poco
de “Atraco Perfecto”, con algunos momentos de guión y frases realmente
sonrojantes (aunque todo “justificado” por ajustarse a una historia real),
visualmente es uno de los mejores espectáculos que podremos ver este año. Uno
de los pocos en los que el 3D está no sólo justificado sino necesario. Aquí lo importante es llegar a ese tercer
acto en el cual Phillipe Petit pasea por un cable entre las torres gemelas, que
logra transmitir, ya desde el momento en el que empiezan a preparar el paseo,
la sensación de altura, de vértigo, del vacío justamente debajo, de estar en lo
más alto y tener la ciudad de New York debajo. Todo desde el punto de vista de
Phillipe. Zemeckis consigue que sintamos haber paseado nosotros allí (lo cual
hace esta película terrible para gente con vértigo). Por eso le perdonamos el
guión, las terrible justificaciones para que los personajes hablen inglés e
incluso ese edulcorado (pero bonito) plano final de las torres, porque esta es
de esas pelis cuyo tramo final justifica gastarse la entrada del 3D.
Lo mejor: el paseo.
Lo peor: los topicazos del guión, que por otro lado tampoco molestan
en exceso.
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