lunes, 4 de enero de 2016

Macbeth (2015). O la atemporalidad de los clásicos y la condición humana.


Nueva adaptación de Shakespeare para empezar el año. A falta de conocer a fondo la obra teatral o anteriores adaptaciones de Kurosawa u Orson Welles por decir algunos me ha parecido una propuesta tremendamente atrevida e interesante. Por un lado se ciñe al texto original tal cual  y los actores  lo declaman desde el menos es más, casi hieráticos y en susurros, como si la magnitud de la tragedia y maldad que cuentan anulases cualquier atisbo o posibilidad de exaltación. Ayuda mucho la elección de intérpretes, con y Marion repletos de oscura ambigüedad. Por otro lado, la dirección es deslumbrantemente moderna (para bien) el uso de la fotografía con la luz mínima, encuadres llenos de niebla, luz de velas o fuego desatado según la intensidad del momento, uso de ralentís en batalla, planos extáticos, casi pictóricos y montaje reducido al mínimo, haciendo que acción parezca deslizarse suave e inexorablemente a ese final casi infernal en su concepción visual… Al final este contraste termina por mostrar en todo su esplendor la maldad y codicia inherente de la condición humana y su capacidad para corrompernos y llevarnos a lo peor de nosotros mismos por la simple ansia de poder innecesario a la postre. No será del gusto de todos y exige mucha paciencia y predisposición por parte del espectador pero sin duda será uno de los placeres cinéfilos del año.

Lo mejor: dirección, interpretación, fotografía... todo es sublime y consecuente con la propuesta.
Lo peor: que lo extremo de la misma pueda alejar a muchos.


1 comentario:

  1. Me ha encantado. Visualmente es exquisita...la batalla inicial, la música, la no-luz, cómo están ellos.....muy muy intensa pero bellisima. Gracias por la recomendacion pd.-mas enamorada de Fassbender

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